lunes, 26 de septiembre de 2011

ochentaicinco.



Y sonrío porque puedo, porque quiero.
Y si no puedo me lo invento, me da igual.
Porque salgo de mi pozo y sonrío con ironía, al mundo cabrón que se ríe de mis heridas,
llamándolas "tonterías".
Es posible que así sea, pero me da igual. No dejan de ser MIS tonterías.
Y lo mío es mío y de nadie más.
Y mi sonrisa es mía.
Y mis ganas de saltar, o de cantar, o de gritar.
De gritar que odio al mundo.
¡CRUCIO!
De gritar que te quiero a ti,
y que si no me haces caso, no me importa,
porque seguiré sonriendo hasta que te enamores de mi sonrisa.

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